Si bien la queja es un acto que nos cambia rápidaente el humor, y hace mal a nuestra salud, existen dos tipos de ellas, una perjudicial y la otra productiva. La queja no productiva o pasiva, que no lleva a ninguna parte y que no promueve ningún cambio en nuestras vidas, perjudica seriamente nuestra salud mental y la salud de los que nos rodean porque crea un ambiente tenso; convirtiendonos en víctimas de nuestros porpios problemas. En cambio, la productiva, es la que suscita el cambio y manifiesta nuestro desacuerdo o promueve algo que se puede mejorar; es necesaria para deshagorse e incentivar a buscar una solución.
La queja improductiva supone dos problemas: Nos enfoca en lo negativo y a largo plazo nos devuelve una visión muy pesimista del mundo y de nuestro entorno. Además, esta actitud genera cierto rechazo en los demás, crea una atmósfera de energía negativa que a nadie le gusta.
Como respuesta a este problema, el objetivo real no es intentar quejarse menos sino no sentir tantas ganas de quejarse porque estamos enfocados en buscar soluciones, controlando los pensamientos negativos para poder desarrollar la autoconciencia y vivir mejor.