Un chico de 10 años murió el martes pasado en una clase de educación física en Tartagal. Fue apenas tres días después de la muerte de una adolescente de 14 años en La Plata, durante otra actividad escolar. Los dos se descompensaron y llegaron al hospital sin vida.
No trascendió que tuviesen una enfermedad de base diagnosticada.
Una semana antes, una alumna chaqueña de 11 años había sufrido un paro cardiorrespiratorio en un viaje de estudios a Córdoba
En el futbol amateur ocurre lo mismo últimamente, hace una semana un joven de 17 años sufrió un infarto, pero afortunadamente pudo sobrevivir, no es el caso en otra provincia, donde hace un mes dos san juaninos salieron de jugar y al llegar a sus respectivas casas ambos fallecieron, hace un mes también un tucumano jugador de reserva de Atlético Tucumán sufrió un paro y murió en el acto y así numerosos casos.
La única forma de prevenir estos sorpresivos acontecimientos es realizándose estudios de manera regular y en el momento se debe actuar de manera muy veloz, haciendo RCP (por ello la importancia de aprender a realizarlo).
Algunos establecimientos cuentan con desfibriladores, muchos argentinos solicitan una ley del infarto, donde dicha ley obligaría a que todo establecimiento público deba tener dicho desfibrilador entre otras cosas.