Controles de la última milla. Así es la tarea de la Dirección General de Aduanas, hoy a cargo de un hombre clave dentro del equipo de Sergio Massa, para buscar quirúrgicamente cada dólar que intenta salir del mercado oficial de maneras espurias.
En este momento, el hombre en cuestión, Guillermo Michel, está detrás de casi US$3000 millones en importaciones que, considera, pueden ser producto de una maniobra fradulenta: triangulación con sobrefacturación.
En pocas palabras, lo que está intentando detectar Aduana a través de requerimientos a 1200 empresas es que si las firmas en cuestión mintieron con el valor de sus importaciones para obtener más dólares baratos (a unos $130, el tipo de cambio oficial mayorista al que acceden quienes ingresan productos al país) o si incluso realizaron maniobras con empresas relacionadas.
El organismo dio más pasos en ese sentido, que pasaron un poco más desapercibidos. Solicitó, por ejemplo, que se incluya el INT (algo así como el CUIT estadounidense) en cada pedido de licencias de importación. También intimó a 500 compañías que solicitaron medidas cautelares para importar para que detallen el destino de la mercadería que ingresaron al país.
Fertilizantes y cortes de cerdo, en la mira de Aduana
Los sectores señalados por estas maniobras fraudulentas, aclararon fuentes oficiales, son principalmente la electrónica, el textil y el de los fertilizantes.
Esas industrias se suman a las que estarán en la mira de Aduana en las próximas semanas. También se sumarán controles sobre las importaciones de cortes de cerdo, en el centro de la polémica en las últimas semanas por las subas de precios y las complicaciones para producir que alegan los fabricantes de chacinados.