La tarde del domingo en el Souq Waqif, el mercado más popular de Doha, transcurría con total normalidad. Como todos los días desde el comienzo del Mundial, el ambiente multicultural se hacía sentir a través de camisetas de selecciones, banderas y decenas de idiomas que suelen escucharse en este emblemático sitio qatarí famoso por su ropa tradicional y artesanías. Algunos almorzaban y tomaban algo en las terrazas, mientras que otros aprovechaban la tarde para hacer compras. Sin embargo, aproximadamente a las 16 (hora local) todos en el mercado dejaron de hacer lo que estaban haciendo. Una inesperada presencia revolucionó el Souq Waqif.
“Es él. Sí, es él. Es Neymar”, repetían los presentes mientras se abalanzaban sobre la estrella brasileña que intentaba abrirse paso entre la multitud. En apenas segundos, cientos de celulares y cámaras de televisión rodearon al delantero de la Verdeamarela que parecía tomarse con humor el asedio. Incluso se detuvo a conversar con un periodista de la cadena TNT Sports Brasil. También se permitió un tiempo para sentarse a tomar algo y fumar narguile con unos compatriotas que lo miraban sin creer lo que estaba sucediendo.