Las lluvias torrenciales que asolaron el norte de China la semana pasada dejaron un total de 33 muertos en Beijing, mientras que 18 personas siguen desaparecidas, según el último recuento de víctimas ofrecido este miércoles la prensa local.
Los efectos del tifón Doksuri provocaron que Beijing y el norte del país sufrieran las lluvias más intensas en más de una década, causando también daños en infraestructuras, evacuaciones de residentes e interrupciones de los servicios públicos y el suministro de alimentos en algunas zonas.
Las precipitaciones en Beijing afectaron a más de un millón de personas y provocaron el derrumbe de 59.000 viviendas, mientras que otras 147.000 quedaron gravemente dañadas.
En algunos distritos de las afueras de la ciudad, donde se produjeron mayoría de las víctimas y los daños, el tifón provocó la caída el pasado 1 de agosto de 744 milímetros de agua en la zona del embalse de Wangjiayuan, el área de Beijing que registró las precipitaciones más intensas.
La lluvia torrencial provocó asimismo deslizamientos de tierra y el desbordamiento de varios ríos que arrasaron carreteras, vehículos y viviendas.
