La Navidad en muchos lugares, tiene a Papá Noel como protagonista. El hombre mayor con barba blanca y atuendo rojo es uno de los símbolos inconfundibles del 24 de diciembre a la medianoche, pero no siempre estuvo asociado a la alegría de los niños, también fue sinónimo de maldad y de castigo.
Papá Noel o San Nicolás, sobre todo en regiones nórdicas como Finlandia, era vista como una persona que, si te portabas mal, te podía castigar. Fue a partir de la década de 1930, con las publicidades de la famosa gaseosa cola, que su imagen empieza a volverse positiva.
En el siglo XIX, explotó la lógica navideña porque, entre otras cosas, nació el capitalismo. En Europa, las primeras décadas de aquel siglo, fue donde se popularizó lo de los regalos para los niños que se portaban bien, como una forma de ablandar los cultos previos. Y así este hombre empieza a ocupar un lugar fuerte en la epoca de navidad.
La iglesia
La religión no se lleva bien con la figura del hombre de barba, porque la fiesta de navidad, que para ellos es sagrada por el nacimiento de Jesús, comienza a tomar otra importancia donde se pone a Papa Noel como centro de la festividad. La irrupción de esa figura y de ese culto generó reacciones por parte de la iglesia católica y de otras protestantes porque desvirtuaba una celebración más bien religiosa
