En medio de un clima tenso tras una gala de nominación marcada por la traición y una placa con resultados inesperados, las puertas se abrieron una vez más y los “hermanitos” le dieron la bienvenida a Camila y Ariel.
“Era muy fachero, pero pasaron cosas, pasaron las harinas”, dijo Ariel Ansaldo durante su presentación previa a la entrada. Con una personalidad despreocupada y listo para reírse de sí mismo, remató: “Me he convertido en una inmadurez hermosa de 140 kilos”.
A continuación, realizó un breve resumen de su vida personal: tiene 45 años, se licenció en Comunicación Social, estudió teatro, trabajó dentro del mundo de marketing y hasta coordinó viajes de egresados. “De todo hice, ¿qué más querés?”, exclamó. Después de pasear por tantos rubros, antes de la pandemia encontró su verdadera vocación y abrió una parrilla en Berazategui.
Finalmente, explicó que sus dos razones principales para entrar a la casa son divertirse y “dejar de correr por la guita”. Como broche de oro, aseguró que va a hacer reír mucho a sus compañeros y, con una sonrisa pícara, afirmó que planea manipularlos. “No puedo, es más fuerte que yo”, manifestó.
Por su parte, Camila Lattanzio dio inicio a su video presentación con algo más de picante. “Vengo a revolucionar la casa de Gran Hermano”, anunció. De 21 años y oriunda de Ituzaingó, reveló que hace 12 años estudia piano enfocado en la música clásica, pero que recientemente decidió dejar todo de lado para dedicarse a su pasión: cantar cumbia.
Además de revelar que tiene “una obsesión con la limpieza”, la joven compartió varios datos curiosos: tiene una hermana gemela que juega como arquera en la primera división de fútbol femenino y su mascota es un chancho llamado Thor.
En cuanto a las reacciones de los participantes veteranos, a pesar de que habían advertido que no iban a recibir bien a los nuevos, en ambos casos se mostraron simpáticos y abiertos a integrarlos.
